viernes, 4 de febrero de 2011

EL MODELO INTEGRADO: Un marco educativo para la gestión de los conflictos de convivencia desde una perspectiva de centro.

Todo lo que vamos a ver lo vamos a abordar desde una perspectiva educativa donde nuestro objetivo siempre va a ser mejorar la convivencia. El texto habla que la paz necesaria para educar es la que se produce cuando trabajamos y desarrollamos conceptos como la dignidad, el respeto, la justicia, la solidaridad…
Dentro de los modelos gestión de convivencia, el objetivo del cual hablan en el texto, es crear un modelo integrado de resolución de conflictos de convivencia en los centros escolares. En el modelo integrado, se tratará de prevenir y hacer frente a los problemas de disciplina y además argumentar y justificar los comportamientos y acciones concretas.
Así destacamos 3 modelos:

- El Puntitivo: Actúa aplicando una sanción o correción como medida principal. Pero, ¿qué limitaciones tiene este modelo?. Pues bien en principio se destacan tres: La Reparación, donde no nos fijamos en demasía en la víctima; La Reconcilición, la cuál puede que nunca llegue a culminarse, y por tanto no se llega en profundidad al conflicto; y La Resolución: Ya que el conflicto puede quedar sin resolverse.
- El Relacional e integrado: Las partes implicadas buscan con o sin participación de otro miembro, la solución de sus problemas en un acto privado.
- El Modelo Integrado: Es lo mismo que el anterior, nada más que después de resolverse en un acto privado transciende a los demás convirtiéndose en un acto público.

Para finalizar el texto hablan de que no solo se pretende prevenir la violencia, sino que también lo que se pretende es que los alumnos sean capaces de solucionar sus problemas y que sean capaces de tomar las decisiones adecuadas.

Hablando ahora de mi experiencia escolar, diré que en el colegio siempre han abordado un modelo integrado, siempre han intervenido en las discusiones entre alumnos para solucionarlos a través del diálogo de una forma privada, y después, en lo que denominábamos la alfombra, nos lo hacían saber a los demás componentes de la clase, me imagino que su objetivo era que viéramos lo que estaba mal hecho, y lo que no debíamos hacer, nos servía para ser capaces de comprender que todo tiene un límite, y que si lo sobrepasamos tiene sus consecuencias, así, después de todo se imponía un castigo a la persona que había excedido esos límites, en un caso era recoger los papeles de los bocadillos a los demás en otro encargarse de recoger las sillas a los compañeros… Eran castigos que desde mi punto de vista servían para continuar con la formación de nuestra persona.
Más tarde pasamos al instituto, y allí el modelo que aplicaban era el puntitivo, o más bien como yo lo llamo, el del palo y la zanahoria, si alguien traía los deberes se comportaba bien, zanahoria, le dejaba salir 5 minutos antes al recreo, que alguien se portaba mal, pasaba los límites establecidos por los profesores, castigado sin salir en todo el recreo. Pero amigo, creo que estos castigos eran inútiles en chicos de 15 años, que estaban en la etapa de estar en contra del mundo,y que casi era un orgullo ser el malote de la clase y presumía con orgullo de quedarse sin recreo.
Son dos modelos diferentes aplicados en diferentes situaciones. Creo que hay que tener mucho cuidado a la hora de poner castigos, aunque no lo creamos, podemos estar influyendo muy negativamente en el desarrollo de la persona del alumno, asique me decanto por el modelo integrado.

2 comentarios:

  1. Me encanta lo del palo y la zanahoria, que bien explicado!
    Yolanda

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  2. Durante mi proceso como alumno de prácticas, lo que se hacía en el aula dutante los últimos 5 minutos, era lo siguiente: la profesora ponía en fila a los 9 alumnos que tenía en la clase, (4 alumnos en 2º y 5 en 3º de Primaria), ya que yo impartí las clases en un colegio rural agrupado, por lo que el número de alumnos era menor;les preguntaba a cada uno de ellos si habían realizado las tareas tanto en casa como en clase, y ellos mismos debían responder; aquí ya podemos observar como los niños tienen la autonomía de responder y de ser humildes a la hora de decir si habían trabajado o no, cada uno se daba cuenta de lo que había o no hecho durante el día y si se habían trabajado las tareas en casa. El niño que había trabajado bien durante el día avanzaba una casilla partiendo de la salida hasta la meta, por lo que el alumno que llegara antes a la meta sería recompensado con un premio. Por el lado contrario el niño que no trabajara no adelantaba o incluso podría retroceder. En los cursos superiores este juego no se realizaba al ser más mayores, por lo que el castigo más probable sería quedarse sin recreo o hacer los deberes que no se habían hecho durante la mañana. No quiere decir que si un alumno de los cursos que impartía yo se portaba mal, no se quedaba sin recreo.
    No todos los castigos tienen porque ser igual, considero que dependiendo del momento, de las circunsancias,y de las características, actuamos de una manera u otra,

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